En la programación del 16° Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) también tuvieron cabida las películas de ficción de todo el mundo.
Dentro de ese género se proyectaron los filmes Anagramas de Santiago Giralt, El tercero de Rodrigo Guerrero, Entre Ríos – todo lo que no dijimos de Nelson Schmunk y también Ilusión de Daniel Castro que comenté en otro programa (clikear).
Anagramas, de Santiago Giralt
Las historias de tres parejas se cruzan. Como si fuera un anagrama sus integrantes se mezclan e intercambian. Todo puede ser un juego o transformarse en una sola historia.
Santiago Giralt encara el tema de los vínculos amorosos y las presiones a las que suelen ser sometidos. Son conflictos “normales” de parejas pero en la Argentina del siglo XXI esa “normalidad” también abarca a las parejas homosexuales , a las en que la mujer tiene el manejo de la relación y a las en que los hijos tienen gran influencia en las conductas de sus padres.
El director desarrolla las situaciones dentro de ese medio, el de la normalidad social que ya acepta la fragilidad de los vínculos.
Dividida en episodios, la película muestra personajes en los que algún espectador puede verse identificado y el que no, se interesa por el desarrollo de situaciones que si bien ya son habituales tienen en la vida real un final incierto.
El filme tiene un buen elenco que pone “garra” a las composiciones aunque hay que mencionar que se destaca la labor de Catarina Spinetta.
El tercero, de Rodrigo Guerrero
Fede es un joven que navega por internet y por ese medio entra en contacto virtual con una pareja gay que busca la incorporación de un tercero para evitar de esa manera el desgaste de su relación.
Rodrigo Guerrero enfoca el filme en las personalidades de los tres hombres dándoles un tratamiento parejo en el desarrollo de las situaciones.
Fede y su necesidad de afecto, más una pareja donde uno de sus integrantes es más “activo” y determinante que el otro, arman un rompecabezas de tan sólo tres piezas en el que quizá puedan surgir y crecer sentimientos.
La película tiene planos secuencia un poco largos pero que, al ser abruptamente cortados, no hacen perder el interés del espectador por los diálogos que son claros y sencillos evidenciando un trabajo de improvisaciones de actuación durante los ensayos.
Son grandes aciertos de Rodrigo Guerrero que esos diálogos no estén sobrecargados de tensión y que las escenas de sexo estén armadas elaborando minuciosamente la estética y el buen gusto sin restarles la alta carga erótica que el espectador espera desde las primeras escenas de la película, en las que se ven fragmentos de videos de páginas web de contenido sexual.
El elenco, de sólo tres actores, es sumamente homogéneo y realiza una labor con la que presenta personajes muy creíbles.
Entre Ríos – todo lo que no dijimos de Nelson Schmunk
A la abuela de Emanuel le ocultan la gravedad de la enfermedad que padece mientras él le oculta a ella su verdadera sexualidad. El joven viaja al campo para verla, quizá con la intención que todo sea revelado y que se pueda conversar con la verdad, en el medio de ambos se encuentra la madre de Emanuel.
Nelson Schmunk presenta una historia que desde el comienzo presenta un mensaje claro y no se aparta del mismo en ningún momento del desarrollo de la película.
Coherente con su título, el filme tiene escenas de largos silencios en los que el espectador va armando su relato para un final un poco previsible y en el que estilo cinematográfico empleado para resolverlo deja lugar a pensar que la catarsis es un componente importante en esta realización.