Motín en Sierra Chica, cine de género con gore y morbo

Escena de la película "Motín en Sierra Chica"
Escena de la película “Motín en Sierra Chica” de J. Lozano

Trece delincuentes recluidos en la cárcel de Sierra Chica intentaron fugarse el 30 de marzo de 1996 pero fueron repelidos por los guardiacárceles que dieron muerte a uno de los internos, por lo que los doce restantes iniciaron un motín que tuvo una duración de ocho días y provocó reacciones en otros penales a lo largo de todo el país.
A quienes encabezaron el motín se los conoció como a “la banda de los doce apóstoles” porque el día en que se amotinaron era Sábado Santo.
El motín sirvió para que “los doce apóstoles” ajustaran cuentas con una banda rival y las derivaciones fueron asesinatos entre internos, cremaciones de los cadáveres en el horno de la panadería, antropofagia y guardiacárceles tomados como rehenes que sufrieron heridas  y humillaciones, además de una jueza que también fue tomada como rehén cuando ingresó al penal con la intención de negociar con los amotinados.

La crónica policial y el cine

Este tenebroso episodio de la historia carcelaria argentina fue tomado por Jaime Lozano para escribir el guión de su película Motín en Sierra Chica.
El público en general encontrará que la trama del filme es fiel a lo que narraron las crónicas periodísticas que cubrieron el motín pero el cinéfilo podrá apreciar subtramas ficcionadas que el director no cerró permitiendo, en el relato del espectador, desarrollar la posibilidad de que las mismas están basadas en los muchos rumores que circularon en esos agitados días de Semana Santa, tales como las discusiones sobre el accionar de las autoridades, las reacciones de los internos y hasta el esbozo del Síndrome de Estocolmo en la jueza tomada como rehén.
Hay mucha documentación periodística sobre lo que sucedió cada día y también sobre “los doce apóstoles”, los guardiacárceles, los pastores protestantes que evangelizaban en el penal y las autoridades que tuvieron protagonismo durante el motín, por lo que sus imágenes seguramente fueron el punto de partida para que los actores construyeran sus personajes.
Jaime Lozano tiene en su película una despareja dirección actoral que dio como resultado sólo algunas composiciones ajustadas pero, en su mayoría, sin sostener el rol de manera permanente.
Se destaca el actor Luciano Caseaux que logró componer y demostrar la dualidad emocional de un delincuente que trata de mantener una fibra de sentimentalismo pero que si la situación se lo exige actúa feroz y fríamente.

Crítica a la película Motín en Sierra Chica

Se trata de una película con cierta agilidad que mantiene la atención del espectador a pesar de que es de público conocimiento cómo finalizó todo.
Pero Jaime Lozano se limitó a narrar la historia sin tomar partido por ninguno de los bandos que se enfrentan dentro de la cárcel ni tampoco lo hace respecto a los oficiales del Servicio Penitenciario. La música se parece a un chirrido que no induce las escenas sino que las invade.

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